Kenule "Ken" Beeson Saro-Wiwa, conocido como Ken Saro-Wiwa, a muchos no les sonará de nada este HOMBRE, de origen nigeriano, con mayúsculas que fue ejecutado el día 10 de noviembre del año 1995. Fue ecologista, escritor, productor de televisión y activista y también fue candidato a Premio Nobel de Literatura, con lo que nos encontramos ante un ser humano sobresaliente. Fue asesinado por protestar, con métodos pacíficos, y abanderar un movimiento, el Movement for te Survival of the Ogoni People, que denunciaba una catástrofe ecológica y humana, llevada a cabo fundamentalmente por la compañía Shell y otras empresas extractoras de petróleo, desde el año 1958, en el delta del río Níger. No sólo se ha atentado contra el medio ambiente, contra la flora y la fauna del lugar, sino contra el pueblo Ogoni, al que pertenecía Ken Saro-Wiwa, que ha recibido durante tantos años el impacto insano, y asesino, de los gases y los múltiples efectos nocivos, producidos por las máquinas extractoras y por la tala indiscriminada.
Su asesinato, al que muchos vieron como principal impulsor a la empresa Shell, no fue el único y más de dos mil seres humanos han corrido la misma suerte, a los que hay que sumar el altísimo número de exiliados. Se me ha ocurrido comenzar, este escrito, con este recuerdo-denuncia-homenaje y porque los asesinatos y el exilio también han sido una constante durante casi medio centenar de años, fundamentalmente, en la sociedad española y libia.
En España ETA ha llevado a cabo una lucha armada para no lograr ninguno de sus propósitos, sembrando de muerte y terror gran parte de
No quiero terminar sin recordar a todas las víctimas del conflicto de Libia, los que lucharon por un mundo mejor, más libre e igualitario, y por aquellos otros que defendieron a su líder, aunque fuera un sanguinario y un sátrapa que impuso su deseo y su ansía de poder desmedido durante cuarenta y dos años. Estoy en contra, y he estado desde el principio en desacuerdo con esa intervención que alfombró con cadáveres gran parte de ese maravilloso país, del asesinato de Gadafi y de hacer ostentación de su muerte. Estamos ante uno más, y no el único, gobernante descerebrado, violento, caprichoso e interesado. Muchos de ellos siguen gobernando con mano de hierro y apoyados por esos gobiernos que también le dieron la mano a Gadafi y le trataron con pleitesía y permitieron sus caprichos y excentricidades. Del árbol caído es fácil hacer leña pero estamos ante un teatro falsario en el que los intérpretes son marionetas en manos de los que abanderan la mal llamada defensa del bien y de la solidaridad porque, en realidad, son partícipes de barbaries y de intereses que para nada tienen que ver con el bienestar de los seres humanos y si así no fuera que miren hacia el cuerno de África y terminen, que pueden hacerlo, con tanta desolación y abandono.
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