Estamos en una sociedad en la que, entre otras, nos podemos encontrar dos clases muy diferenciadas: los explotadores y los explotados. Tanto en una como en otra clase existen múltiples subclases. Si buscamos en el diccionario podemos encontrar la diversidad de significados que tiene la palabra explotador así como la de explotado. De todas las definiciones posibles para explotador nos interesan las dos siguientes:
"Utilizar a una persona, o sus sentimientos o cualidades, en beneficio propio y de forma abusiva."
"Hacer trabajar a una persona en exceso para provecho propio"
Desde el punto de vista de la legalidad en las dos definiciones nos encontramos ante un claro atentado contra los derechos fundamentales del ser humano y es por ello que ese abuso y atropello debe ser condenado. Hasta aquí todo claro pero y si se trata de la clase política y los banqueros los que han cometido esos atropellos y abusos. ¿Qué consecuencias debe tener el ponerlas en práctica? La respuesta es clara. Los culpables son los que deben asumir su culpabilidad y su deshumanizada explotación del prójimo. Este artículo sólo pretende que se dejen de poner en práctica una serie de medidas injustas que hacen que una gran parte de la sociedad se transforme en explotados, sin nada que les asista en su desamparo.
Se escucha, en boca de muchos políticos que no debieran serlo, que los funcionarios, en general, o los docentes en particular, por los hechos que están aconteciendo en estos momentos en parte de España o en Grecia, por poner unos ejemplos, deben asumir la rebaja de salarios o la condena a perder su puesto de trabajo. Ya hace meses los docentes españoles, y otros colectivos, vieron como sus nóminas sufrían un recorte. Se escuchaba, en boca de los políticos mencionados, que los docentes ganaban más que otros colectivos sociales. Vemos como miles de funcionarios griegos se ven en la calle, de repente y sin haber hecho nada para que esta insostenible situación se diera. No se contempla si han sido, o no, responsables en el desempeño de sus trabajos. Simplemente se trata de recortar, siempre en el lado de los más débiles, pero los culpables de la situación, de forma injusta, son los que tienen en sus manos las insensibles tijeras.
Todos saben el recorte que se hizo, hace ya muchos meses, de los salarios de los docentes, pongo este ejemplo por formar parte de ese colectivo. Si los altos dividendos que recibe la clase política se vieran recortados en un 25% o un 30% real. ¿Cuánto supondría para el Tesoro Público? Viendo algunos de los sueldos, la parte que ha salido a la luz, y aplicando ese porcentaje a la clase política, la situación económica, al menos algo, mejoraría y sería algo lógico porque, en gran medida, fueron ellos, con sus malas gestiones, los causantes de los graves problemas que están atravesando los municipios y el Estado. Aquí se comenzaría con una medida algo más justa con la ciudadanía porque es con su dinero, por tener la condición de público, con el que se ha jugado y el que se ha despilfarrado. Si sumamos las cantidades que perciben entidades privadas, organismos o instituciones como
¿Qué me dicen de la todopoderosa banca? Escuchamos y leemos los muchos hogares que hay que entregar, a los bancos, por no poder afrontar el pago de las hipotecas que se dieron con el consentimiento de profesionales que no cayeron, o en realidad eran conscientes, en la cuenta de que estaban cometiendo un delito porque estaban explotando y utilizando los sentimientos de los ciudadanos en su propio beneficio y en el de los bancos. Yo creo que ya es hora de que todos, al unísono, digamos NO a las prebendas de la banca y de los banqueros y no podemos consentir que sigan explotando a las maltrechas economías de la inmensa mayoría de los afectados.
Si una familia, o persona en particular, hasta el momento de la crisis había pagado, mes por mes, la hipoteca, y se pueda demostrar, deben ser los bancos los que posibiliten a los parados o a los que han visto disminuir, en exceso, sus nóminas y no puedan afrontar el pago a las entidades bancarias, los que concedan un tiempo indefinido, ajustado a cada circunstancia, o en muchos casos hasta la, no deseada, defunción de los que firmaron esas hipotecas los que afronten sus propios errores. Debe ser la banca la que asuma sus errores porque es delictivo el hecho de un préstamo sin tener el asesoramiento de un profesional en economía y no advertir la posibilidad de lo que luego sucedió. Se han concedido cantidades desorbitadas, aplicándose un interés abusivo e injusto que hace que los sentimientos de los seres humanos no se hayan tenido en cuenta y como consecuencia nos encontramos con unos dramas que condenan a la pobreza y a la desesperanza a multitud de los explotados. No se puede condenar a la calle y a la mendicidad, en multitud de casos, a aquellas familias y seres humanos que hasta el momento en que el monstruo de las carencias ha hecho su aparición fueron buenos pagadores y esa medida debe ser defendida por todas y por todos los hombres y mujeres porque es de justicia. No podemos seguir siendo víctimas, de por vida, de nuestros verdugos y de los explotadores que sólo pensaron en su propio beneficio. ¡Qué sean ellos los que paguen sus propios errores!