En ocasiones una noticia nos impacta, entre otras razones, porque nos parece algo surrealista, algo que no podemos creernos que suceda en pleno siglo XXI pero, volvemos a la triste e injusta realidad, y es que determinados partidos políticos, sean de la orientación que sean, o anacrónicos fanáticos religiosos intentan amedrentar a la población, a parte de ella o a seres humanos concretos para que abandonen sus solidarios propósitos, algo muy típico en dictadores, gobiernos y creencias religiosas fanáticas y cavernarias, para que dejen de defender algo justo y provechoso para el resto de la sociedad. Estos días hemos podido leer en la prensa que Malala Yousafzai, una niña paquistaní de catorce años, ha recibido un tiro en la cabeza, por el brazo ejecutor de los descerebrados talibanes, por defender el derecho de las niñas a estudiar. También podemos leer que se trata de una chica que no lleva a cabo un hecho espontáneo sino que tiene una trayectoria, a pesar de su corta edad, pues ya en el año 2009 la BBC en urdu, esta es una lengua que se habla en India y Pakistán, empezó a publicar su diario en el que se podían leer cosas tan impactantes como: "Cuando hacemos fila en el patio por la mañana nos han dicho que no llevemos ropa de colores porque podría molestar a los talibanes". También nos manifiesta, en otra ocasión: "Escondíamos los libros bajo el chal".
Todo el que lucha por conseguir que se imponga la justicia social, la solidaridad, la igualdad de oportunidades, el terminar con abusos, el denunciar la corrupción, el querer una sociedad en que la educación sea el soporte de los cambios...merece ser tenido en cuenta o al menos escuchado. Cuando te sumerges en ese compromiso no sabes lo que puede suceder porque nadie piensa que el bien más preciado está en juego, simplemente un impulso solidario, y de convencimiento personal, te lleva a luchar por unos ideales que el opresor, el dictador, el que (mal)gobierna, el sectarista o el fanático ven con malos ojos porque su insolidario bienestar se ve peligrar y en ese momento actúa y pone en marcha su estrategia de acallamiento, opresión y, en muchos casos, exterminio. Es muy diferente denunciar y luchar contra la opresión según te encuentres en un entorno en el que se tiene libertad para ello o en otro en el que no la tienes y ejemplos al respecto tenemos en demasía. En este último caso nos encontramos con la valentía de Malala Yousafzai, la víctima del fanatismo talibán, que a manos de un cobarde pistolero ha recibido un tiro en la cabeza, entrándole la bala por su oreja y se fue a alojar en su cuello. En un momento se le dio por muerta a esta niña, que sólo pretendía aprender y defender los derechos de las niñas a estudiar. Yo, en este y en otros miles de casos, me pregunto cómo es posible que enanos mentales, sean de derechas o de izquierdas, logren votos o se eternicen, por la fuerza, en el poder sin que se pueda hacer nada al respecto. ¿Cómo se puede resistir este tipo de represión? ¿Cómo es posible que seres humanos acostumbrados a pensar y escribir libremente tengan que callar hasta el final de sus días? ¿Cómo se puede plegar todo un pueblo, un país a los deseos de sátrapas descerebrados? A todas estas preguntas terminas encontrando las respuestas. El ser humano, en ocasiones, se ve obligado a acatar el poder del poderoso, entre otras razones, por miedo a perder el valor más preciado, por temor a ser violentado, a ser humillado, a ser encerrado, a ser violado, o por ver como un semejante sangra en la calle por un golpe que quiere acallarle...pero siempre te encuentras a heroínas o héroes que ofrecen todo lo que consideran necesario por defender lo que piensan que es lo justo. Por todo ello mi reconocimiento, mi apoyo, mi respeto, mi admiración a todos los seres humanos que han dado sus vidas por un mundo mejor, por los que sufren torturas y privación de la libertad en cualquier parte del mundo y, en esta ocasión, fundamentalmente por Malala Yousafzai y para que pueda conseguir su deseo de lograr una sociedad más justa y estudiar leyes para dedicarse a la política. Seguro que logrará, porque parece que ha vencido al viaje no deseado, hacer magisterio con su futuro trabajo y podrá brindarse a darse al bien común y a la mejora de la condición de la mujer en su país y en otros lugares del planeta que le tomarán como ejemplo a imitar y abrazar su justa lucha.